viernes, 22 de mayo de 2015

NUESTRA RIQUEZA: La libre explotación mineral


El petróleo es una riqueza del subsuelo colombiano con el cual se están beneficiando políticos de la nación por medio de comisiones que pagan extranjeros por la libre explotación del mineral, llevándose esta riqueza indiscriminadamente, causando que las regalías no produzcan los dividendos que se espera en las regiones del país, afectando negativamente el desarrollo del mismo.
Primero que todo se menciona al petróleo como una riqueza del subsuelo colombiano por ser un recurso energético fundamental para la humanidad, el uso de este como materia prima permite la elaboración de un gran número de productos: plásticos, telas, fertilizantes, materiales de construcción, cosméticos y pesticidas que en la actualidad se usan en la vida cotidiana sin saber su verdadera procedencia.

Aunque este mineral genera gran aporte económico a los países que lo poseen, en Colombia ocurre todo lo contrario, en vez de beneficiar a los verdaderos dueños de este, todos los colombianos, esta riqueza por ignorancia, desde siglos pasados se entregó a multinacionales las cuales en la actualidad son las que reciben en mayor porcentaje por no decir que en su totalidad los beneficios de este mineral.
Este recurso no renovable se entregó desde siglos pasados por medio de concesiones a extranjeros con influencia directa del gobierno, que se asentaron en Colombia con el fin de realizar labores de explotación del mineral, explotaciones que causaron diferentes impactos negativos en especial en pueblos indígenas que al evitar su colonización e industrialización fueron exterminados, otros impactos generados fueron las nuevas migraciones laborales, contaminación ambiental, hacinamiento, segmentación social y violencia.
Al dar Colombia el derecho a las diferentes multinacionales de explotar y dar uso del petróleo y siendo el estado el propietario del subsuelo y de los recursos no renovables según el artículo 332 de la constitución política nacional de 1991, la explotación de este recurso energético debe llevar una contra prestación económica una regalía, como se establece en el artículo 360 de la constitución.
En los diferentes tipos de contratos que se realizaron en los siglos pasados relacionados con la explotación del petróleo se puede ver la variación de los porcentajes de participación del estado en estos, la primera concesión cuyo contrato duro 20 años, con unas regalías del 10 al 14%, la empresa petrolera disponía del 100% de producción, mientras el estado Colombiano se quedaba con el 50% de las ganancias, después de estas concesiones nace la empresa pública Ecopetrol que se encargaría de la exploración y explotación del mineral. Al ser esta empresa una empresa pública todo lo que buscara y encontrara seria cien por ciento de los colombianos, de esta manera en la  siguiente concesión la cual duro 28 años con regalías del 20%, el estado colombiano ganaba de un 68 a un 70%, gracias a la participación de la empresa pública; luego de esto, de 1994 a 1998 se usó el contrato de asociación factor R, en el cual las regalías eran del 20% y la participación del estado colombiano dependía del factor R, factor que relaciona los ingresos con los egresos, cuando el factor es 1, significa que el inversionista ha recuperado su inversión, entonces, la participación del estado aumenta en más del 50%.
Después, desde el Gobierno de pastrana se realizaron modificaciones en los contratos en donde se disminuía la participación del estado colombiano, disminuyó las regalías según el volumen de producción de cada yacimiento, de un 20% pasó a una regalía escalonada que oscilaba entre el 5 y el 25%, que para el promedio del tamaño de los yacimientos del país termina por ser del 8%, lo que disminuyó la  participación del estado en un 68%. Un 8% de regalías es un valor muy bajo y más teniendo en cuenta que las regalías que recibe el estado es por la producción de petróleo, más no por la explotación ni perforación de pozos. (Revista petroleo 2013).
Por otro lado, como lo menciona el artículo 360 de la constitución política colombiana de 1991, los departamentos y municipios cuyo territorio se adelanten explotaciones de recursos naturales no renovables, así como los puertos marítimos y fluviales por donde se transporten dichos recursos o productos derivados de los mismos, tendrán derecho a participar en las regalías y compensaciones. De esta manera los departamentos de Arauca, Meta y Casanare, los cuales en la actualidad aportan mayor porcentaje de petróleo, son los que más regalías han recibido del país, pero por ser departamentos de poca densidad poblacional comparada con otros departamentos han sido rezagados.
Por esta razón, el gobierno Santos propuso redistribuir las regalías por toda la geografía nacional, cuyos parámetros de distribución son la densidad demográfica, las necesidades básicas insatisfechas, además de un Fondo de Ciencia e Investigación administrado por Colciencias para promover el avance científico en el país; modificando así el artículo 360 de la constitución por el artículo 1 del Acto Legislativo 5 de 2011, el cual menciona que la ley determinará la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, control, el uso eficiente y la destinación de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales no renovables precisando las condiciones de participación de sus beneficiarios. Reforma que causó controversia porque al parecer muchos municipios quedaron por fuera de la distribución, recibieron cero regalías.
Por consiguiente, aunque las regalías son una retribución económica al estado por el uso y explotación de un recurso no renovable, en este caso el petróleo,  estas no alcanzan a mitigar todos los impactos negativos que se generan, impactos ambientales como: deforestación de especies nativas, deslizamientos en zonas erosionadas y con alta pendiente, afectación de fuentes de agua superficial o subterráneo por el cambio del curso hidrogeológico, contaminación auditiva; impactos sociales: migraciones laborales por causa las expectativas de emplearse en la industria; lo que genera crecimiento de las zonas urbanas, desempleo local, altera los precios de los arriendos, entre otros.
Además, mientras las regalías no se distribuyan de manera correcta, no sean bien invertidas y no se genere un control legal sobre estas, para evitar así su mal uso y la corrupción, no serán el impulso necesario para el país, sino por el contrario detendrán su desarrollo, convirtiéndolo cada vez más en un país pobre.
Por último mientras los grandes personajes de nuestro país, los cuales están a cargo y son los que realizan los contratos con las multinacionales, no sobrepongan el interés común sobre el individual y no estén conscientes de que el subsuelo y el suelo son recursos que pertenecen a todos los colombianos y que no son renovables, no se deben vender al mejor postor y que su explotación indiscriminada traerá grandes consecuencias no solo a nivel económico, sino ambiental, social y cultural, el país no podrá progresar, y si estos personajes no ven la posibilidad de invertir en nosotros mismos, en una empresa pública la cual explore y explote nuestro recurso, dejando un cien por ciento de ganancias a los dueños de esa riqueza permitiendo que Colombia se transforme en un país autosuficiente, independiente y así deje de importar su propio crudo.
Bibliografía
  • González. P. C, Ramírez. A. P, González. P. L, Mow. J. M, Álvarez. R. P,Montaña. T, Harman. F,  Tattay. P, Pérez. M.F, Tostón. M.P, Barney. J. 2013. PETRÓLEO. En:Ediciones.indepaz.org.co.  http://ediciones.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2013/06/Petroleo-Generalidades _de_la_industria_petrolera_en_Colombia-Revista_Indepaz_2013.pdf. 27/05/2015
Carlos Duvan Parra Sanchez
Escuela Latinoamericana  De Ingenieros Tecnólogos Y Empresarios
Ingeniería de petróleos y gas
Bogotá. Colombia
2015

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